sábado, 28 de enero de 2012

Del siete de agosto del dos mil once.

Curioso, ésta la empecé a escribir el siete de agosto del dos mil once. Tema viejo, pasado de moda, pero, quieran o no, a punto de volver a despertar.


Em, sí, he sido una hueona sin vida durante dos días.
Lo anterior se refleja en la hora a la que empiezo a escribir esta entrada. Son, según la hora de mi pecé, las cinco de la mañana con cuarenta y cuatro minutos.


He pensado en hartas cosas que me gustaría decir, y acepto que he estado bastante, demasiado monotemática últimamente, pero es algo que no me molesta. Porque por lo que he visto en CNN, diarios varios y 24h, todos lo estamos.


Educación. ¿Cómo? Gratuita, pública, de calidad, integral.
¿Qué pasa con la gente de este gobierno?
Lo he pensado y repensado, y siento que el gran problema por el que Chile pasa comienza desde una base bien obvia; una grave, grave crisis de representatividad. El tema de que la educación sea un bien de consumo o no es, en sí mismo, trivial; es una cuestión de opiniones, y las opiniones, por más descabelladas que sean consideradas por diferentes grupos, son legítimamente respetables. Y deben ser respetadas. Pero, ¿cuándo lo anterior comienza a ser un problema? Cuando las opiniones tienen que trascender y traducirse en una decisión, y sobretodo en una que concierne a una masa gigante de personas. En ese caso, deber ser, lógicamente, la opinión preponderante la que llega a ser concretada, por ejemplo, en una ley. ¿Por qué, entonces, se nos está tornando tan difícil llegar a un acuerdo en la situación actual? Porque es una minoría la que está al mando. Y ésto es evidente tanto para esta minoría como para el resto del país. Esta dificultad agota. Desgasta. Y es absolutamente innecesaria.
Chile sabe que las cosas están mal. Vi escrito en alguna parte que Chile no merece la juventud que tiene, y no sé, me hizo pensar. Y creo que hay algo de cierto. He escuchado un sinnúmero de comentarios referentes a los "comunachos flojos", "hueones giles que van a perder el año", "títeres del PC", etc., pero al profundizar un poco en la conversación con estos amables emisores, he visto entre líneas algo que me enorgullece ene; que en realidad creen que somos los "hueones que van a perder el año"  de partida porque creen que no vamos a lograr nada concreto, y si no, por el hecho de que si es que llegamos a generar realmente un cambio, ni siquiera lo vamos a vivir nosotros mismos, y que estamos sacrificándonos por cosas que no nos van a tocar.

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