sábado, 22 de enero de 2011

Entrada NTN.

Creo que mi blog tiene otra zona horaria o en su defecto un taldo en el momento de publicar la entry. Em, en realidad tengo ganas de escribir, pero NO SÉ DE QUÉ HACERLO. Mi mamá dijo alguna vez que en nuestros periodos más felices, la Bego y yo dejamos de escribir, pero el punto es que ahora estoy increíblemente feliz. Onda, muuuuuuuuy contenta. Al punto de tener cara de droga permanente. Y me encanta estar así. Y eso tira por lo suelos, aplasta e incluso llega a taclear con sumisión la teoría de mi mamá.

He estado realizando mis primeras incursiones dentro de la capital, acompañada de mi gran* sentido de la orientación. El primer día me perdí dos veces. La primera vez pude enmendar el error sin la ayuda de nadie, sólo de la hoja del googlemaps que me imprimí y donde mi hermana marcó Beauchef, la FEN, la Torre Quince y mi facultad, después de realizar numerosas rotaciones de la lámina de celulosa impresa con las calles del centro de Santiago hasta ponerla en la posición que me permitiría llegar. Tarde. Pero llegar. La segunda hube de necesitar la ayuda de mis pares, sea prima-con-el-mismo-problema-que-yo y que por lo tanto utiliza un lenguaje mucho más entendible para la estructura mental de una persona capaz de perderse en una ciudad con las calles numeradas, que mi hermana mayor, que me da indicaciones del estilo "camina hacia el sur", considerando la cantidad de edificios que me impiden ver el sol, o "baja por la calle equis". Sin comentarios.

Llevo seis días aquí, con las horas de sueño en la máxima distorsión que han alcanzado durante mi existencia y chancheando todas las noches, sin tener que cumplir con nada excepto un par de reuniones con los de mi carrera y las necesidades básicas. Y no morir de calor. Me estoy dando cuenta de cada vez más cosas que mueven mi vida. No es que esté viviendo un proceso en el que vaya adquiriendo más cosas, sino que ahora me estoy percatando mucho más concienzudamente de lo que ya está ahí desde hace tiempo, y me gusta. Quizás se llame madurar.

Tomé más conciencia de lo inculta que soy, encontré un círculo genial, discutí cosas interesantes hasta que mi materia gris se cansó de maquinar argumentos después de haber presenciado la inexplicable pérdida de una olla (que por cierto era la única que había en esa casa. De la situación, surgen dos preguntas dentro de mi cráneo; la de rigor en este caso: ¿dónde está la olla?, y la siguiente y última por el momento: ¿cómo cresta se te puede perder una olla?), tomé una posible sobredosis de helado, subí a la piscina en horas random y sospecho que he caminado el doble de las distancias que realmente recorro a fuerza de esquivar las tapas de la calle. Y he escrito cosas que lo más seguro es que a nadie le importen.

Y me di cuenta de que hice la elección PER-FEC-TA, y que por a, be o ce, estuve a punto de no hacerla.
Y en Chile, escribir bien, sin faltas de ortografía, es ser maniático.
Ahora vamos a empezar desde cero. Es una oportunidad tan escasa en la vida que hay que tomarla sí o sí (o tal vez sí). Si sopesamos la situación, el panorama es tan sublime que es difícil creerlo.

Acá en Santiago, eliminas un gran porcentaje de tus recursos hídricos corporales por medio del fenómeno de la sopa, más formalmente llamado el de la transpiración. Las distancias se estiran y el tiempo disminuye.

Tengo que tomar mis cosas e irme.





*: Sarcasmo.

2 comentarios:

  1. es impresionante cómo lo que en provincia hacemos en 15 minutos, en santiago es hora y media, 2 metros, una micro y 20 min a pie. Y evita Baquedano, en serio xDDD

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  2. Me siento tan feliz de no tener que "perderme" jajaja,solo tomo 1 micro y cruzo 3 semáforos, nada del otro mundo. De hecho, lo mas complicado es encontrar las malditas salas, que son todas iguales, solo cambian las letras (A,B,C,D,E,F,G,H) me siento afortunada por no perderme brígidamente.

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