martes, 9 de noviembre de 2010

Lo que sigue.

Ésta es una entrada que va con una base. Se supone que tengo algo que decir hoy.
Y de hecho, así es.


¿Qué es lo que pasa? Es que me (nos) quedan cinco días hábiles. Cinco días de notas y CHAO. Chao a lo que hemos hecho durante el (procedo a generalizar) sesenta y seis coma seis periódico por ciento de nuestras vidas (basándonos en que tengamos más o menos dieciocho y que hayamos pasado doce años en el colegio).
Los días ya estipulados se acabaron. Durante doce años, hicimos lo mismo. Lo mismo porque era lo que había que hacer, y todo el mundo hacía lo mismo. No había elección a gran escala. Y es increíble pensar en lo fácil que es vivir cuando no tenemos que decidir mucho. Ahora, todo ésto se acaba. Yo me acuerdo cuando, yendo aún en séptimo, o hasta sexto, con mis compañeras de las Pasionistas pensábamos en la graduación (sí, yo también pensaba en la graduación y todo lo que ésta implica). Ya en octavo las conversaciones eran incluso de los vestidos y zapatos (dato freak: una compañera dijo que quería ir con botas de cuero -trece trece-), y ahora ya estamos a poco más de un mes de la famosa fiestilla. Es increíble, tengo la impresión de que los minutos se estiran y que pasan arrastrándose hasta hacerse tediosos, pero sin darse cuenta, ya pasó una semana, un mes, trescientos doce días.
Todo ésto ejerce una presión. Al sentarme a no hacer nada (cosa que por estos días hago realmente muy poco para lo increíblemente floja que soy), no logro estar absolutamente tranquila. A veces, llego a sentirme poluta. Hay miles de cosas que dependen particularmente de este fin de año. DEMASIADAS (me estoy apoyando en el hecho de que el mundo continúe después del veintidós de diciembre del dos mil doce). Todo el dos mil once depende de las escasas horas que pasaré dentro de una sala (que todavía no sé en qué colegio de Viña se encontrará) llenando circulitos con un lápiz grafito 2B.




Continúo escribiendo hoy, martes nueve de noviembre del dos mil diez, día en el que faltan sólo tres días hábiles para cerrar promedios.


Después de este fin de año, las dinámicas vitales van a ser diferentes. Cada uno podrá tomar su rumbo y probarse. Ver si lo que ha estado haciendo vale la pena de alguna forma.
Opino que el estilo de vida de hoy no nos permite asimilar realmente el quiebre que va a suceder en nuestras vidas. Lo inmediato y vertiginoso nos ha hecho perder el interés en todo, pero esto es importante. Si no hubiese estado sola, realmente sola, sin siquiera poder hablar porque no conocía el idioma, fuera de lo mío y lejos la gente que amo, quizá no tomaría tanto espacio en mi cabeza lo que estoy viviendo.
Es la incertidumbre.
Pero, a pesar de ser una incertidumbre que, correspondiendo bien a su naturaleza, me presiona la garganta y el pecho dando la real impresión de que tengo algo muy parecido a la pena, ésto es de una manera para nada desagradable. Es un nerviosismo, ansias de que llegue lo que viene. El colegio, sea malo, bueno, gordo, sucio, valiente, laico, negro, blanco, hueco, oblicuo, confuso, arrugado, horrible y con techos ordinarios que se caen con la lluvia en el patio de atrás (como lo es el mío), es todo un universo que cuesta creer que uno va a dejar para siempre. Ahora tenemos que irnos. Se supone vienen mejores tiempos. Toda esa gente que dábamos por sentado que estaba ahí, y que eso nos aseguraba, ya no va a estar igual de disponible y cerca. Como siempre he intentado definir sin llegar a algún absoluto más o menos aceptable, vamos a echar de menos. El echar de menos es algo muchísimo más complicado de lo que parece. Es un proceso sensorial, tiene que ver con todo; olores, temperaturas, vientos, quietudes, colores, cercanías, sonidos, texturas, sabores, movimientos, y un astronómico etcétera. Estamos creciendo, y aunque suene a cliché, me asusta. Me asusta alejarme de nuevo de los que amo. Y me da pena. Después de todo, pasamos juntos a lo menos ocho horas de nuestro día.


Tenemos que tomar nuestras cosas e irnos.

1 comentario:

  1. "tomar nuestras cosas e irnos". Y quien dice que hay que dejar los recuerdos allá? Dejar de verse? dejar de hablarse? Etc.
    No se, tú que erí suelta y hay pasado x más colegios debería ser menos trauma para ti que mi que estuve sólo en un colegio (+1 Noruega). Son cosas que hay que enfrentar nada más.

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