lunes, 18 de octubre de 2010

Semana ensayista y un poco productiva.

De partida, mi vida no es productiva por el simple hecho de tener aún que ir al colegio. A estas alturas del año es una pérdida de tiempo tan evidente que ya se está tornando inaceptable y de dimensiones no medibles si nos vamos al terreno de lo desagradable para el pensamiento humano. Mi pensamiento en total simplicidad. Cada vez que pienso en el momento matinal y horriblemente rutinario en el que me dirijo a la estación del metro (deidad) me da un impulso (chum) y una fugaz imagen cruza mi mente. Me veo a mí misma destrozando todas las grises y polvorientas cortinas de la sala. De hecho, el llegar un cuarto para las ocho todos los días (bueno, excepto hoy, que salí de mi casa junto con mi hermana chica, considerando que su colegio queda a veinte minutos de la casa y el mío a cincuenta o cincuenta y cinco minutos) y por lo tanto encontrarme unos cuatro minutos sola cada mañana, la situación me desafía a hacerlo diariamente. Sé que no lo voy a hacer, pero de que tengo ganas, las tengo. Odio esas cortinas. LAS ODIO. Cuando hay viento y sol a la vez, te obligan a someterte a una de dos situaciones de las que el individuo regular no gusta; uno, o que te lleguen los incontrolados rayos a alguna parte del cuerpo que eleva su temperatura de forma... hola; o dos, acostumbrar tu cara al vaivén de la maldita cortina, sumisa ante los efectos de masas de aire a diferentes temperaturas.
Como debe ya sentirse en el aire, no tengo nada de qué hablar. Esta semana tengo varios ensayos pe ese u (hoy tuve uno de historia, soy una inculta, y uno de lenguaje en el que omití bastante). Mañana doy creo que lenguaje y ciencias por los de prueba del DEMRE, el miércoles matemáticas por lo mismo (es posible que sea al revés pero poco importa), el jueves nada y el viernes matemáticas en el colegio. En matemáticas me doy la libertad de tener un poco de fe.
Hoy sentí el verano, y me gustó.
Creo que ver a la gente en polera me puso de buen ánimo. Incluso después del preu, caminando hacia mi casa, muerta de calor, lo sentí positivamente en el ambiente. Hace dos años que mi cuerpo no siente la navidad, ya que la nieve de la pasada no le permitió ponerse en el contexto festivo. Fue engañado, el pobre.
A Ari le están saliendo brotes. Ari Laamanen (lo siento, pinito de navidad, si no escribí bien tu nombre). Se llama así en honor al pen-friend finlandés de infancia de mi mamá. Se escribieron como seis años. Yo tuve varios con el ePals. Pero mula, nos mandamos con suerte dos mails y sería todo. Adiós.

1 comentario:

  1. La Psu es un trámite, como sacar el carnet, ahora...dejáte de joder y escucha Sigur Rós

    ResponderEliminar